viernes, 5 de diciembre de 2014

Tiempo De Compartir En Familia Y Con Los Amigos

Es Navidad, una época en la que la esperanza, las buenas intenciones y la fantasía tienen un espacio especial en nuestras casas y corazones. Es un momento de compartir, de sonreír y de estar en familia.



La Navidad es una de las fiestas más importantes del Cristianismo y celebra el nacimiento de Jesús en Belén. Es también sinónimo de renacer en el espíritu, de festividades, paz, armonía y Amor; así como de saborear los mejores platos que trae esta temporada.





Los valores de la Navidad

Navidad; tiempo maravilloso en el que se respira generosidad, humildad, gratitud, solidaridad, reconciliación, paz, amor… donde el nacimiento del Niño Jesús es motivo de festividad, y su enseñanza cobra vida en la humanidad. Durante esta época estamos llamados -más que nunca-, a vivir los valores que sobresalen en la tradición navideña.

Es de gran interés considerar la importancia de los valores más representativos de la Navidad, así como transmitirlos a nuestros familiares, amigos y vivirlos en familia. Entre los más importantes se encuentran:


Generosidad
Es el acto de entrega hacia los demás, es dar cada quien en su máxima expresión de forma desinteresada y amorosa, recibiendo a cambio, la satisfacción que sólo la generosidad puede proporcionar.
En Navidad hay varios personajes que se destacan por su espíritu generoso, entre ellos, los Reyes Magos, el niño Jesús y San Nicolás. En cuanto a los primeros, no sólo fueron generosos al brindarle al Niño Jesús sus mejores ofrendas –incienso, mirra y oro-, sino también por el esfuerzo y el tiempo dedicado para poder llegar al humilde establo de Belén. Estos tres hombres dejaron su hogar para recorrer tierras lejanas, se enfrentaron a las dificultades propias de una travesía inexplorada, y todo su sacrificio tenía un solo propósito: adorar al Niño Jesús.
De la misma manera, la vida de San Nicolás es un testimonio vivo y real de la virtud de la generosidad. San Nicolás -conocido en la modernidad como Santa Claus-, desde pequeño se caracterizó por compartir sus pertenencias, solía expresar ante sus padres: “sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos ha dado tanto”. Una vez quedó huérfano, Nicolás se despojó de su opulenta herencia para servirle a la Iglesia. Fue un abanderado de su religión, luchó incansablemente contra las persecuciones que abatían a los cristianos. A pesar de estar encarcelado por varios años, permaneció su sentido del humor y fidelidad a la fe cristiana.



Humildad

El contexto donde se originó el nacimiento del Niño Dios, es la principal representación de humildad.

Dios se hizo hombre en un establo, un lugar sencillo que contaba con lo necesario -o tal vez menos-, donde el calor de algunos animales y varios pastores, eran la única compañía de Jesús, José y María. Era una fiesta espléndida, alegre, pero austera; Dios no necesitó comodidades ni lujos para entregarse al mundo. La celebración por su nacimiento era gigantesca en amor y sencilla en lo terreno.





Gratitud

Pensar en gratitud, es pensar en la Virgen María. Ella obedeció a papa Dios, se dispuso ante Él con profundo recogimiento y divina ternura, para llevar en su vientre al niño Jesús. Asimismo, agradeció haber sido la elegida para tan alto beneficio y lo asumió con las grandes virtudes que la identifican.

La Virgen María nos enseña que la gratitud es humildad -también ante Dios- y es la forma como se reconoce en el otro su donación. Asimismo, es un valor especial de las buenas maneras y es expresión de amor.



Solidaridad

Solidarios como fueron los pastores, los Reyes Magos, quienes dejaron sus quehaceres para custodiar al Niño Jesús, José y María en la humilde morada.
La Navidad es sinónimo de solidaridad, de cooperación, de servicio, de sensibilidad ante las necesidades del otro. Ser solidarios con la familia, con quien nos sirve, con el compañero del colegio, con el anciano que cruza la calle… Durante estas fechas brotan por todos lados las oportunidades para ser solidarios, y aunque están allí durante todo el año, el espíritu navideño hace que los buenos sentimientos surjan y den buenos resultados.



Paz y Reconciliación

En Navidad no hay lugar para el rencor. Es el momento propicio para retractarse por una ofensa, para acercarse a quien se ha agredido, también para perdonar y olvidar a quien nos agravió, para sorprender con un gesto cariñoso, para repartir nuestro amor a todos aquellos que nos rodean.





Amor y Esperanza

La Navidad es la ocasión para que aquellas familias que están débiles, se fortalezcan; las que estás apartadas, se unan de nuevo; para las que están heridas, se sanen…
 En mi casa decimos que la Sagrada Familia es el emblema del amor y de ahí que la Navidad sea la celebración familiar más estupenda del año, puesto que el Niño Jesús nace en cada núcleo familiar, como símbolo de esperanza y fortaleza.


Los ejemplos como los anteriores, nos ayudan a reflexionar sobre la práctica de la generosidad, humildad, gratitud, entre otras en especial en época de Navidad, en donde debe existir un propósito potente de regalar tanto ayuda material, como espiritual: un gesto amable, una sonrisa, una porción de nuestro tiempo estudio o trabajo. Anímense todos a dar amor… y ayudar a otros, se siente lindo ayudar a los demás. 







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